Entrevista con Domenico Chiappe

Originally published here https://electronicliteraturereview.wordpress.com/2014/06/26/entrevista-con-domenico-chiappe/ on the 26th of June 2014

co-edited by Bryan Barrachina

ELR: Domenico Chiappe en el año 2000 publicaste tu primera obra de literatura digital Tierra de extracción. Nos puedes explicar como inició el interés por este género literario y cuales autores fueron su inspiración?

Domenico Chiappe: Comencé a trabajar Tierra de extracción en 1996, cuando escribía la prosa con la intención de hacer una novela. Pero entendí que esa historia la había contado también en forma de canciones, y que además tenía un fondo fotográfico que lo documentaba. Todos estos lenguajes formaban parte de un todo narrativo. En ese momento creativo estaba rodeado de amigos, generosos y talentosos, que aceptaron participar (en la música, la ilustración, la fotografía), y dimos los primeros pasos en la literatura multimedia sin ninguna referencia. En cuanto a lo literario, Rulfo, Cortázar, Armas Alfonso. Al principio, hubo mucho de intuición y suerte, que después se ha ido transformando con la investigación teórica y la comprensión de procesos, tanto interiores de la creación, como exteriores del comportamiento de los lectores y usuarios.

ELR: Como ves tú, siendo también autor de los libros como Párrafos Sueltos (2003) y Los muros / Les murs (2012) , la coexistencia de la literatura digital y la literatura ‘en papel’? Hay conflictos entre los dos medios de comunicación? Nos enfrentamos a una evolución o a una revolución cultural?

Domenico Chiappe: Son lenguajes distintos. La narrativa para el códice se adaptó a su tecnología, atada al formato papel, que permitía experimentar en lo literario, pero anulaba la interacción de la literatura con otras artes. Lo digital recupera y reconstruye tradiciones, y genera un lenguaje que danza en un espacio intangible. Hay narraciones que concibo para un códice y, por tanto, acepto las reglas del mercado editorial. Y hay otras que creo para el espacio digital y se abren un camino todavía, a pesar del avance de las tecnologías, incierto, en las que se tiene total libertad para seguir el instinto sin tener que jugar las reglas que otros imponen. Como creador no tengo conflictos.

ELR: En el 2008 publicaste un artículo que trata de literatura hiperfónica. Nos puedes explicar mejor el aspecto vanguardistico de la hiperfonía en la literatura eletrónica?

Domenico Chiappe: Una de las características del medio digital es el trabajo en equipo, las creaciones colectivas, la pérdida de autoridad, la cesión de parte de la obra, la interacción con los lectores, pero también entre los creadores. Esos tanques de creación, que suelen ser inestables pues no son corporaciones, generan debates y alimentan obras que permiten la evolución de la literatura electrónica. En la obra más reciente que he creado, Hotel Minotauro, trabajé con un equipo de personas que aportaron una visión distinta (David Losada, Paola Rey, Jesús Jiménez, Fidel Cordero), que enriquece la propuesta inicial que hice. Fueron sesiones en las que se generaron muchas ideas. Dentro de esta obra hay polifonía, pero, tras cada pantalla, se escucha también la voz de cada una de las personas que trabajaron aquí, que visitaron y soñaron con el Hotel Minotauro. Gracias a este trabajo en equipo, que yo llamo hiperfonía, hemos podido dar un paso adelante en la perspectiva empleada hasta ahora en la literatura digital, centrada en la lectura “desde afuera”, cenital, como la del mismo libro de papel, para que “entre” en la obra y haga su lectura “desde adentro”, un camino que ya han trazado los videojuegos. Aquí el reto era mantener el ejercicio de leer, salvar el texto y la prosa, aun cuando muchas de las historias que contiene Hotel Minotauro se narren de forma visual o con animaciones. El lector, una vez dentro, tiene muchos retos, elecciones, entendimientos. En su mano está conducir al protagonista (el Minotauro) hasta el final, enhebrar las historias y sus lenguajes, e interpretar lo leído, con el sentido humano y político que tiene.

ELR: También en el 2008 escribiste el artículo sobre la literatura de SMS. Que opinas tu del valor literario de estos textos? Dónde están para ti los límites de la literatura digital?

Domenico Chiappe: El valor literario depende de la intención artística y la técnica narrativa de quien quiere utilizar ese lenguaje, ya sea el sms o cualquier otro, tanto si es tecnológico, de programación o artesanal. De momento, hay intentos interesantes de domar y domesticar lo que hasta ahora es una forma de comunicación primitiva, eminentemente práctica, como pueden ser los silbidos. Pero silbando se pueden componer piezas musicales, y llegará el momento. Los que creamos obras digitales estamos en constante confrontación con los compañeros de viaje y con el propio talento, pues una exigencia del medio es la superación permanente de los propios límites. A menos, claro, que quieras renunciar a la innovación y comenzar a repetir las mismas fórmulas. No creo que haya límites en lo creativo, en la imaginación. Quizás sí me los encuentro en los recursos disponibles para invertir en la producción de una obra, que requieren cientos de horas de creación artística y de programación. Se pierde la soledad del escritor y se tiene que asumir una faceta similar a la de un productor audiovisual.

ELR: Qué opinas tú sobre multimedialidad de las obras de literatura digital? En qué medida pueden los efectos audio-visuales afectar la lectura de una obra de e-poetry o de una novela hipertextual?

Domenico Chiappe: Evitar la pirotecnia, de la que solo queda humo después, podría ser una norma dentro de un decálogo, si existiera. En lo personal, no me animo a dictar dogmas. En todo caso, en este tipo de obras, la “lectura” es solo una de las maneras de “leer”. El texto tiene un sentido más amplio: es, como lo definió Barthes, el espacio del lenguaje. Y se asimila de maneras distintas. Creo que puede haber literatura sin texto (como la hubo en la antigüedad, cuando dominaba la oralidad), y creo que es válido cualquier empleo de recursos audiovisuales, siempre que sean parte esencial de la trama, y no adornos enfocados a deslumbrar a los ingenuos.